En el Día Internacional contra el Cambio Climático, USO aborda el aumento de los empleos en el sector de las energías renovables y reivindica su calidad y salarios dignos

El cambio climático es uno de los desafíos más apremiantes de nuestro tiempo que ha desencadenado una serie de impactos ambientales, sociales y económicos que amenazan la estabilidad del planeta.

Para contrarrestar estos efectos perjudiciales y avanzar hacia un futuro más sostenible, las energías renovables se han convertido en parte fundamental de la solución. Y hoy, Día Internacional contra el Cambio Climático, reivindicamos estas fuentes de energía limpias -solar, eólica, hidroeléctrica y geotérmica- por su papel esencial en la reducción de emisiones de carbono y la mitigación del cambio climático.

Un informe elaborado por la OIT y la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) recoge el gran aumento del sector de las energías renovables, que alcanzó los 13,7 millones de empleados en todo el mundo en 2022. Esto supone un incremento de 1 millón de puestos de trabajo desde 2021.

USO remarca la importancia del aumento del empleo en el sector de las energías renovables pero subraya la necesidad de que éste sea de calidad, con sueldos dignos y derechos laborales garantizados, contando con los sindicatos para implementar políticas industriales para el desarrollo de las renovables.

La energía fotovoltaica, a la cabeza en creación de empleo

La décima edición del informe elaborado por la OIT junto con IRENA sobre energías renovables y empleo, refleja el gran aumento en número de puestos de trabajo que se está produciendo dentro del sector. En 2012, las energías renovables empleaban a 7,3 millones de personas en todo el mundo. En 2022, esta cifra alcanzó los 13,7 millones de trabajadores.

El informe recoge que las energías renovables atraen cada vez más inversión, favoreciendo la creación de empleo en un número cada vez mayor de países. Sin embargo, la mayoría de los empleos se concentran en unos pocos países, especialmente en China, que ocupa un 41 % del total global. Otros países como Brasil, India y EEUU, además de algunos países de la UE, se encuentran entre los que también cuentan con un buen número de empleos en este sector. Éstos representan la mayoría de las instalaciones de capacidad a nivel global y desempeñan roles clave en la fabricación de equipos, ingeniería y servicios asociados.

Dentro de estas energías, la que generó la mayor creación de empleo en 2022 es la energía solar fotovoltaica, con 4,9 millones de puestos de trabajo creados, más de un tercio de la fuerza laboral total en el sector. La energía hidroeléctrica y los biocombustibles registraron cifras de empleo parecidas a las de 2021, cerca de 2,5 millones de puestos de trabajo cada uno, seguidos por la eólica, con 1,4 millones de empleos.

La calidad de los puestos de trabajo, tan importantes como la cantidad

El informe “Energías Renovables y Empleo” señala también que la calidad de los puestos de trabajo es tan importante como la cantidad de los que se generan en el sector. Es imprescindible que la transición a un futuro de energía limpia se haga de forma justa e inclusiva para todos: trabajadores, empresas y comunidades. Por lo tanto, son indispensables marcos coherentes e integrados que pongan el foco en los salarios, la salud y seguridad en el empleo y los derechos laborales, basándose en el diálogo social.

Una transición energética justa e inclusiva también debe procurar el desarrollo y la diversidad de la fuerza laboral. El informe destaca la necesidad de ampliar la educación y la formación e incrementar las oportunidades profesionales para la juventud, las minorías y los grupos marginados.

Del mismo modo, fomentar la igualdad de género en este sector es fundamental. Actualmente, el empleo en el sector de las energías renovables sigue desigualmente repartido entre hombres y mujeres, siendo la energía foltovoltaica la que presenta menor brecha de género en comparación con otros sectores, con un 40 % de puestos de trabajo ocupados por mujeres.

Muchos países están mostrando un creciente interés en la localización de las cadenas de suministro y la creación de empleos a nivel nacional en este sector. China ha sido el país que más ha implementado estas políticas industriales en los últimos años, a lo que se ha unido más recientemente la UE, India, Japón, Sudáfrica y EEUU, debido al aumento de la inseguridad del suministro energético. Este aspecto positivo en la creación de empleo en estos países no debe ir en detrimento de la cooperación mundial en favor de una transición energética ambiciosa.